viernes, 29 de junio de 2012

Mi voto.

Es comun oir que de todos no se hace uno... yo discrepo. 



Y justo cuando tenía mi voto presidencial definido, la candidata se encarga de perderlo. 



En el ultimo minuto...en el ultimo acto de campaña. Imagínense un autogol al minuto 90, con la diferencia de ser aplaudido por sus propios fans y cuerpo técnico. 

Declarar que el Presidente Calderón sería Procurador General de la República si ella ganara, fue un acto que en palabras de Genaro Lozano "representa una patada al trabajo que hizo su equipo en acercarla a la sociedad civil, al diálogo con Sicilia, a la cumbre ciudadana, a los desayunos con grupos de diversidad sexual, a diálogos por la educación, al movimiento #YoSoy132 etc." 

Hay quien argumenta que lo dijo de manera  irónica como un "elegante insulto" al Presidente que ha sido un pasivo enorme en su campaña, del que ella nunca quiso deslindarse; el cual nunca tuvo empacho en esconder su rechazo a su candidatura, ni su deseo de imponer a su Secretario de Hacienda; y que al verse derrotada éste acto fue su manera de "agradecerle el apoyo". 

Si lo fue o no, tal vez lo sepamos mas adelante, pero mi voto lo perdió definitivamente. 

Esto me mantuvo un día completo en un dilema. Por meses me encargue de ser un votante informado. De hecho tengo años siguiendo en mayor o menor grado a los candidatos y sus partidos. He seguido paso a paso las campañas, he analizado las propuestas y las he comparado con la congruencia histórica y legislativa de sus respectivos partidos. 

Eso me llevó a elegir a Josefina porque representaba tal vez no la mejor opción, pero si la mas congruente de todas. Ayer quedó a la misma altura de todos los demás. 

Yo no sabía hasta este momento por quien votar pues cada uno de ellos tiene algo que me produce repulsión. Uno representa el autoritarismo, el estancamiento, la corrupción, el corporativismo sindical y la irresponsabilidad económica. Otro el menosprecio por la sociedad civil, la incapacidad de negociación y la mediocridad política.  Otro el fanatismo, la farsa democrática, el mesianismo, el populismo, la intransigencia ideológica, y la incongruencia institucional. Y el otro, ser un mero títere de un negocio familiar. 

Hay dos razones que he aprendido a no tomar una decisión: Por miedo y por odio. Y esta elección se ha caracterizado por tener estos dos ingredientes de principio a fin. Ha sido el arma de los candidatos, el chantaje recurrente de sus seguidores y argumento constante de los lideres de opinión. 

Es por eso que he decidido hacer un reconocimiento a las virtudes de cada candidato:
  • A Enrique Peña Nieto, le reconozco su preparación y disciplina como candidato. El contar con una excelente campaña mercadológica en medios y un equipo de campaña excepcional. Su decisión estratégica de no caer en provocaciones, aguantar los ataques y renunciar a la confrontación de la que ya nos tienen harto los otros. De igual manera el respeto a la institucionalidad, indispensable para la democracia. 
  • A Andrés Manuel Lopez Obrador, le reconozco su perseverancia y su colmillo político. Su enfoque social y un acercamiento genuino a las clases populares. Su decisión de integrar un gabinete ciudadano de gente reconocida en lo general. Su denuncia a la corrupción y al dispendio del Gobierno que son metas que deberían ser comunes en todos los candidatos. 
  • A Josefina Vazquez Mota, le reconozco su tenacidad para enfrentar a las estructuras de su partido, el dignificar a la mujer desde un partido conservador y de hombres. Presentar propuestas en materia económica, política y energética que su partido ha buscado desde años y que serian beneficiosas para el país. Y porque las campañas negras, aunque pueden ser contraproducentes electoralmente, son un recurso valido en una elección que no hay que prohibir.
  • A Gabriel Quadri de la Torre, le reconozco ser un candidato de indiscutible preparación y trayectoria intelectual. Haber propuesto una agenda moderna, agresiva, liberal en lo económico y social que soporta con fundamentos específicos y defiende con autoridad. Así como su abierto apoyo a Reformas Estructurales que realmente necesita el país para avanzar. 
Asimismo, reconozco el potencial democrático que tienen los partidos pequeños si estos se deciden por aprovechar la coyuntura actual de competencia en apoyar verdaderos proyectos ciudadanos y no irse por el camino fácil de ser moneda de cambio electoral. 

Reconociendo estas virtudes, entre todos arman un candidato ideal para mi. Al que sería injusto dejar por fuera si favoreciera uno sólo.  

Es por eso que he decidido votar por todos. 

Si. Voy a tachar a todos y cada uno de ellos en la boleta. Cumplo con mi deber ciudadano y es mi derecho legal. Es mi voto informado y razonado. Es mi voto libre y mi decisión personal. Y no lo voy a hacer como protesta ya que es inútil. No voy a hacer de ello un movimiento porque no tiene sentido ni pienso hacer la diferencia porque no la haré. 

Lo haré por mi y para mi. 

Porque creo que como votante merezco respeto de los candidatos, de los partidos y de sus seguidores. Porque pienso que mi voto no vale dinero, ni chantajes, ni anuncios en la tele. Porque pienso que en un futuro si habrá una opción por la cual pueda depositar mi confianza o esta tenga la humildad suficiente para reconocer sus deficiencias y mejorarlas. 

Yo he estudiado el voto nulo y se que, con la legislación actual, no beneficio ni perjudico a nadie en ningún sentido. 

 En Congreso y de manera local voy a votar por el PAN, porque en lo general su desempeño ha sido razonable. Porque el PAN es un partido que quiero ver derrotado, no fuera de la jugada. Pero mas que nada porque es necesario tener contrapesos en el Congreso llegue quien llegue. 

Hay quien me dirá que me equivoco y tal vez tenga razón. Pero es un error con el que puedo vivir tranquilamente y sin remordimiento de conciencia. 

Ya vendrán otras elecciones. 

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