jueves, 27 de diciembre de 2012

Sueño en Navidad.





No eramos todos los que somos, pero estábamos ahí. 




Todos sentados en la mesa larga como acostumbramos en tiempos pasados. Mis padres y la mayoría de mis hermanos; con la mesa puesta, listos para la cena.  En eso, te vi al final de la mesa: eras el invitado de honor. 

Es curioso, te veías un poco mas viejo y mas delgado. Traías un traje azul pues venias de un evento importante; estabas mucho mas serio, pero estabas ahí. Como a mi otro hermano que vive fuera del país, te abordábamos como a quien ha estado ausente por un largo tiempo. Nos mostraste un mapa de lo que parecía el noreste de Europa, cerca del Polo. Un manchón verde en medio de un vasto territorio blanco. Como un oasis en un desierto de hielo. Decías que en esta época era demasiado frío, pero en general el clima era muy agradable.

No recuerdo mas detalles, tan solo recuerdo que fue una reunión amena: Comimos, bebimos, tomamos fotos, hablamos de cosas intrascendentes y nos reímos de viejos tiempos. En ningún momento abordamos tu abrupta partida, el hecho de que no tuvimos tiempo de despedirnos o lo mucho que nos hizo falta tu guía y consejo; lo importante que eras para tanta gente, la brillante carrera que a tu corta edad habías realizado o tanto proyecto que dejaste trunco...

Nada de eso. 

Solo nos ocupamos en tener un rato agradable y pasarla bien. 

Al final, solo nos despedimos de manera casual, como quien se verá nuevamente al día siguiente.

Saliendo de ahí, les comente a los demás que cenaste con nosotros... no lo podían creer. Estaban desesperados por tener una evidencia de que habías estado ahí. Tranquilos, les dije, tomamos muchas fotos. Llamé a mi hermana y trajo su teléfono: pasábamos de una a otra las fotos de la reunión y nos dimos cuenta que no salías en ninguna foto. "No es posible... si estaba ahí, con nosotros" les repetía una y otra vez... y entonces lo supe.

No necesité despertar para darme cuenta de que era un sueño. 

Entonces acepté con serenidad que era imposible que hubieras estado ahí. Que no volverías a estar con nosotros, al menos no en esta vida. Así que seguí en una especie de limbo, pensando en ti. Incluso dormido me di cuenta que no había razón para seguir soñando.

Un rato después, desperté. 


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P.D. Han pasado casi veinte años que se publicó tu libro. Es una lastima que nunca lo vieras impreso. Con toda la pena te confieso que no me había dado tiempo de leerlo.

Lo haré hoy.